PALABRAS

ESPERANZA, FE Y AMOR

1 Corintios 13: 11-13

23/10/2020

Por: Apóstol Valdemiro Santiago

“Cuando era niño, hablaba como un niño, me sentía como un niño, hablaba como un niño, pero tan pronto como me convertí en un hombre, terminé con cosas de niño. Porque ahora vemos a través de un espejo enigma, pero luego veremos cara a cara; ahora sé en parte, pero luego conoceré como también soy conocido. Ahora, pues, quedan la fe, la esperanza y el amor, estos tres, pero el mayor de ellos es el amor ”.

Jesús dice que si tú y yo no nos volvemos como niños, no veremos el reino de los cielos. Y luego leemos que alguien ya no es un niño. Algunas personas dicen que la Biblia es difícil de entender. En la pureza, en el perdón, tú y yo tenemos que ser niños, los niños siempre perdonan. Padre y madre golpean, castigan, probablemente no perdonarán, pero su hijo sale del castigo abrazándote, besándote, diciendo que te ama. Debemos ser niños en el perdón, en la pureza, pero debemos ser adultos en el conocimiento, en la fe, en la esperanza, en la valentía.

Dice que cuando era niño, pero no hablaba cronológicamente de su edad. Habló de ignorancia, falta de conocimiento, porque todo pasó muy rápido con él. Cuando era Saulo, hablaba mal de Dios y de la obra y cuando decía esas palabras, antes fue perseguido en lugar de perseguidor. Lo persiguió porque era un niño, en la ignorancia. El niño no percibe el peligro, no es autosuficiente, tiene que ser cuidadoso, protector y hay muchas personas que aún viven de niño en este sentido y en ocasiones son llevados de un lado a otro. Cuando era niño creía en hombres lobo, mulas sin cabeza, llegó diciembre, soñé con Papá Noel y lo que iba a recibir. El muchacho no sabe qué es verdad, qué es una mentira, qué está bien, qué está mal. Los niños cometen muchos errores. Tú y yo, aunque sujetos a Él, cometimos muchos errores. No podemos ir demasiado lejos, porque el mundo está pendiente de nuestros errores. Nuestros éxitos, pocos se dan cuenta, porque fuimos hechos para hacerlo bien. No podemos vivir como niños, porque los niños cometen muchos errores, tenemos que ser como niños en pureza, en perdón, pero ser como adultos en responsabilidad, en justicia, en esperanza, en fe, en coraje. Los chicos tienen miedo. Debemos tener la dirección de Dios, vivir de manera diferente al mundo. No se trata de la edad, se trata de la madurez. El mundo vive y extraña como un niño. Tenemos que ganar cosas juveniles. En el versículo 12, Pablo se refiere a Dios y lo que nos espera, que es infinito. Lo que nos espera, lo que espera a los que creen y confían en Dios, es muy grande. Pablo quiso decir que un día verá a Dios como lo ve la gente. Quien me ve hoy, sabe, un día verá a Dios, físicamente, mirar el rostro de Dios. Pero para eso tienes que dejar de ser un chico, tienes que tener responsabilidad, esperanza, fe, comunión, tienes que seguir las enseñanzas de lo que Dios te da. No vienes a la iglesia por mí, vienes a ver a Dios, no físicamente, pero se manifiesta en alguna obra, en algún milagro, que te dio la conclusión de que fue hecho por Dios. Cuando el apóstol Pablo dice que ve de manera oscura, habló de las manifestaciones de Dios que dieron razón para creer en la presencia de Dios. También tenemos, aunque tenga dudas, tenemos motivos para creer. Aunque todavía no vemos cómo veremos, pero llegará el día en que veremos al Señor tal como es, cara a cara. He visto a gente decir lo contrario, pero si el amor es sinónimo de Dios, tiene que ser mayor. Mira, luchamos por tanto, queremos tanto, nos duele tanto, nos estresamos por tantas cosas, pero todo pasa, todo acaba, todo deja de existir. Lo que queda son estos tres, fe, esperanza y amor. Si logras cultivar estos tres, tendrás una mejor calidad de vida de la que jamás soñaste. Si puedes cuidar, guardar, alimentar, fertilizar, regar, proteger, crecer, cosecharás. Si cultivas la fe, la esperanza y el amor, serás invencible, invencible. Iglesia, nunca tuve patrocinadores, alguien para enfrentar mi dolor. Hoy veo niños de catorce, quince años cuidados por sus padres, yo no tenía a nadie que me cuidara. Cuando tenía quince años vivía con uno de mis hermanos en una carpa pequeña, él tenía once años y ni siquiera teníamos para comer. No tenía forma de sobrevivir. El mundo es cruel. Eran dos niños, sobrevivirán juntos, sin nadie a quien educar, enseñar. Nuestra choza estaba unida a FEBEM. Los chicos de FEBEM siempre nos hablaban. No hay nada más grande en nuestra vida que valga más que cultivar la fe, la esperanza y el amor. Cultiva los tres, que son más grandes que cualquier amistad, cualquier fortuna, cualquier tesoro. Llegas a donde quieres con estos tres. Con fe afrontas los mayores retos, con esperanza, tienes la paciencia para guardar los mejores momentos que Dios te dio y con amor, ayudas, entregas, das caridad y, con los tres, ganas el mundo. Al amanecer, cuando estés angustiado, llama al autor de estas tres virtudes. Todos los días cuando ore, pida fe, esperanza y amor. Si tu