PALABRAS

ORA INCLUSO SI TIENES LA PROMESA

Elías oró sin cesar a pesar de que el Señor había prometido la promesa

27/10/2020

Por: Apóstol Valdemiro Santiago

Entonces Elías dijo a Acab: 'Sube, come y bebe, porque ya se oye el sonido de la lluvia abundante', 1 Reyes 18:41. Hay dos tipos de hombres, el espiritual y el carnal. Las dificultades son diversas y Satanás quiere que vivamos el hombre carnal, para que dudemos de Jesucristo. Pero el Señor quiere que tengamos Su visión. Solo vencerás en la vida cuando dejes lo carnal, el hombre derrotado y actúes como alguien que conoce las escrituras del Señor.

Cuando estás conectado directamente con el mundo espiritual, estás viendo cosas que no puedes ver en el mundo, escuchas cosas que no puedes oír en el mundo. Profetizas lo que el mundo no cree y esperas lo que es imposible para el ojo carnal. Porque creemos en lo sobrenatural.

Todo el que cree en el Señor, en la grandeza que solo Él hace. No tienes que esperar una señal para ver que sucederá la victoria. El cristiano solo necesita la promesa de Dios para conmemorar la victoria. “La séptima vez dijo: 'He aquí, una nube se eleva del mar tan pequeña como la palma de un hombre. Luego dijo: “Sube y dile a Acab: 'Prepara tu auto y baja, no sea que la lluvia te detenga'. Pronto los cielos se ennegrecieron, con nubes y viento, y cayó una gran lluvia. Acab subió al coche y fue a Jezreel. La mano de Jehová vino sobre Elías, que se ciñó los lomos y corrió delante de Acab hasta la entrada de Jezreel ”, 2 Reyes 18: 44-46. Necesitas ver con los ojos espirituales y tener la fe que tenía Elías, es decir, con la promesa de la Palabra de nuestro Señor. Dios le había prometido la lluvia a Elías, en lugar de esperar, fue a orar y buscar más para tener una confirmación de lo que el Señor le prometió. Cuando el Padre le promete algo, intensifique aún más su búsqueda para confirmar la promesa en su vida. Dios que obra en lo imposible y cumple cuando buscamos intensamente, constantemente sin cesar. Cuando el Señor le promete algo, doble la rodilla y ore con fuerza para que se confirme la promesa que vendrá. ¡Bendito sea tu día!