PALABRAS

Vuélvete al Señor

La oración es la llave que abre todas las puertas cerradas, pero para que todo esto suceda, debes estar en los caminos del Señor.

20/08/2019

Por: Obispo Josivaldo

“En aquellos días Ezequías se enfermó con una enfermedad mortal; Y el profeta Isaías, hijo de Amoz, vino a él y le dijo: Así ha dicho Jehová: Ordena tu casa; morirás y no vivirás, Isaías 38: 1.

Ezequías estaba desilusionado, no tenía nada más que hacer para mantenerlo con vida. La enfermedad que había contraído lo llevaría a la muerte. Como en estos días, muchas personas están equivocadas, porque han contraído una enfermedad y que según la medicina no hay forma ni solución.

“Entonces Ezequías volvió su rostro hacia la pared y oró al SEÑOR. Y él dijo: Recuerda, oh SEÑOR, te ruego que camine delante de ti fielmente, con plenitud de corazón, e hice lo que era justo a tus ojos; y lloré mucho . Entonces vino la palabra del SEÑOR a Isaías, diciendo: Ve y di a Ezequías: Así ha dicho el SEÑOR, Dios de David tu padre, escuchó tu oración y vio tus lágrimas; Agregaré a tus días quince años ”, Isaías 38: 2-5. Incluso cuando acaba de descubrir un diagnóstico que lo conducirá a la muerte, incluso si tiene un problema que ningún ojo humano puede hacer más. Sepa que todavía hay tiempo para que usted reconozca a Dios que puede hacer todas las cosas. Ezequías no recibió el diagnóstico del médico, fue directamente del Señor. Y mientras recibía del Señor, se volvió a Dios. Pero no es suficiente que solo reces, debes tener sinceridad en tu oración y una vida junto con el Señor todopoderoso. Debes caminar erguido, obedecer Su Palabra, ser fiel, guardar Sus mandamientos, lo que sea que le pidas a Dios en oración. Porque así es como sucedió en la vida de Ezequías. La oración es la llave que abre todas las puertas cerradas, pero para que todo esto suceda, debes estar en los caminos del Señor, vigilando y viviendo una vida justa y justa, y manteniéndote en los caminos del Padre. Haz la obra del Señor con amor y placer. No seas un susurrador, porque tu esfuerzo es en vano. Haz todo voluntariamente por Dios. ¡Que Dios bendiga tu día!