PALABRAS

Usted tiene una llamada

Cada persona fue creada por Dios para generar buenos frutos que permanezcan donde se sembraron

27/11/2018

Por: Apóstol Valdemiro Santiago

Asignar posibles fracasos a otros es típico de aquellos que no viven por la fe. Nadie de nosotros está exento de adversarios tratando de obstaculizar nuestra carrera. La solución para el mundo es el Evangelio. Satanás creó en la cabeza de las personas la idea de que se necesita una religión. Pero el Evangelio es el único recurso que anula el plan del diablo. Dios es tan celoso que, a veces, olvidamos la paciencia que tiene con nosotros. Y por tener una conducta diferenciada con respecto al mundo, pensamos que eso es un mérito. Para los patrones del mundo, la Biblia nos llama a los santos. Somos pecadores, pero comparados al mundo somos santos. Nadie de nosotros tiene algo para ofrecer a Dios que no tenga que justificar el llamado que nos ha confiado. Si predicamos bien, ¿quién nos dio el don? Si cantamos con una voz afinada, ¿quién nos dio la voz? Prefiero creer que en el gran amor de Dios y no en mi propia capacidad y retribuir ese favor amando a las personas, bendeciéndolas.

"¿Quién te hace sobresalir? ¿Y qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te jacten, como si no lo habéis recibido? ", 1 Corintios 4: 7.

Dios no tiene vanidad. Él no depende de la adoración para ser. Él no llega a un lugar presentándose en busca de reconocimiento. Toda autoridad y poder están en las manos de Dios, Él es el grande "Yo soy". A pesar de ser omnipotente su corazón escogió personas fallas como nosotros. El ministerio que nos fue entregado es fruto de gracia y bondad: "No fuisteis vosotros los que me habéis elegido a mí; por el contrario, os he elegido a vosotros y os ha designado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto permanezca ", Juan 15:16. Hemos sido elegidos con un propósito: generar frutos. No ningún fruto, sino buenos frutos que permanezcan. Está bajo nuestra responsabilidad generar vida y multiplicar los talentos. El objetivo no es ostentar títulos o posiciones, sino servir al reino de Dios y hacerlo más fuerte. El diablo no quiere que tengamos eso en nuestra conciencia. Porque esa forma de pensar nos hará humildes, obedientes a la voluntad de Dios y amables con el prójimo. Permita ser transformado.