PALABRAS

Alabe, adore y busque al Señor

Todas las puertas se abrirán y todas las cadenas caerán, si usted continúa con Dios

24/11/2017

Por: Apóstle Valdemiro Santiago

En Hechos 16.16, el Apóstol Paulo relata que, cierta vez, al ir para la iglesia, encontró una joven con espíritu adivinador, como los brujeros. Las personas se impresionan con determinados lugares, donde un espíritu malo toma el cuerpo de los otros, que él mismo llama de caballo, al contrario de Dios, que nos llama de hijos y siervos, donde ese espíritu dice algo que impresiona, ya que él es quien causa el tal mal. Aquella joven la cual Paulo se encontró estaba poseída y era patrocinada por empresarios, les daba ganancias. Cuando Paulo y Silas fueron a la iglesia a orar, el demonio, que conoce a todos quienes adoran a Dios, se manifestó y comenzó a gritar, a reconocer que ellos anunciaban la salvación. Que vergüenza para el diablo, ser obligado a confesar eso, porque el Espíritu Santo fue quien dio la orden para que confesara que los dos eran hombres de Dios. La joven pasó días siguiendo a Paulo y a Silas y repitiendo contantemente, hasta Paulo cansarse y reprender , expulsar el demonio de la vida de la muchacha. Paulo hizo un bien para aquella mujer y para aquellos que eran victimas de aquel demonio adivinador, mas eso no agradó a la población ni a las autoridades. Todo eso acarreó que ellos fueron presos, arrastrados y llevados ante las autoridades por haber expulsado aquel demonio. Los hombres de Dios fueron arrojados a la prisión y obligados a escuchar que perturbaban la ciudad, con costumbres que no podían recibir ni practicar, porque eran romanos. La multitud se levantó unida contra ellos. No es fácil para quien anuncia la palabra del Señor. Las autoridades mandaron a los guardias que los golpearan y, después de haber hecho eso bastante, los arrojaron a los dos en la prisión, sangrando. Fueron presos como criminales de alta peligrosidad. Fueron agarrados en el ejercicio de la fe, agraviados por causa de la palabra de Dios.

Cuando la situación es terrible, Satanás no pierde la oportunidad para sugerir blasfemia, renuncia. Tal vez usted viva una situación injusta con frases del diablo, pero vea que la actitud de Paulo y Silas fue alabar a Dios. La fuerza de la oración está en lo mucho que usted ama a Dios.

Imagine, después de humillados, presos, heridos, acusados, aun tener fuerzas para alabar y adorar a Dios. Es difícil, mas si algo malo y terrible sucede con usted en esa fase de la vida, mi consejo es que usted ore y cante alabanzas a Dios. Eso es fe, es porque Dios representaba mucho en la vida de ellos. Lo que hace que una persona sea derrotada es que, durante los azotes de la vida ésta blasfeme, murmure, desista. Vivimos fases terribles en la vida, somos azotados por crisis, enfermedades, problemas, pero yo aprendí que, durante esas adversidades, lo que hace que las cadenas caigan es reconocer a Dios en nuestra vida, por eso la palabra dice que Lo reconozcamos en todos nuestros caminos. Tal vez usted se haya preguntado cuánto tiempo más vivirá en esa tribulación. Dios le está diciendo que, si usted entiende que Él es digno de adoración y alabanza, todo lo que usted espera vendrá de repente. Cuánta humillación los hombres de Dios pasaron, me puedo imaginar las noticias hablando sobre el terremoto que no hirió a nadie, porque vino de parte de Dios, narrando el milagro a favor de la vida de ellos. Todos recibieron la libertad porque aquellos que estaban también presos con ellos los escucharon, dieron importancia a lo que allí era ministrado y fueron agraciados. Las cadenas cayeron no apenas para los que fueron culpados injustamente, sino también para todos los prisioneros. Y todas las puertas se abrieron. Si usted ora, alaba y busca, Dios abre todas las puertas. Con miedo a ser castigados por la fuga de los presos, el carcelero quiso suicidarse, pero Paulo le impidió. Ese hombre se curvó ante ellos y les preguntó qué era lo que tenía que hacer para ser salvo. El mismo hombre que los amarró con cadenas los pies se sometió a ellos ,a través de la voluntad del Señor. Todos volvieron para la casa y el dolor de ellos acabó, porque los hombres que tenían motivos para blasfemar, murmurar y desistir, alabaron, cantaron y adoraron al Señor. Es de esa manera que Dios va a cambiar su vida, adorando, alabando y buscando, entendiendo la grandeza de Dios y reconózcaLo en todos sus caminos.