PALABRAS

Cuide de sus derechos

No desista de sus derechos de primogenitura

25/10/2017

Por: Bishop Amaury de Farias

El castigo que era para nosotros, los dolores, las maldiciones, las enfermedades y cualquier otro mal que le impide ser feliz, nosotros conquistamos el derecho de vencerlo, dado por el sacrificio de Jesucristo. Cuando aceptamos a Jesús y morimos para el mundo, pasamos a poseer el derecho de no aceptar esas situaciones en nuestras vidas. Tenemos el derecho de ser felices. La elección entre morir para el mundo o nacer para Cristo es nuestra, honrar el nombre del Señor. No puede arrojar , abandonar su sueño, porque usted tiene derechos grandiosos. En Génesis 25.29 en adelante, Esaú cuando estaba pasando hambre, ante la posible muerte, por un plato de lentejas, cambió su derecho de primogenitura. Él negoció lo que tenía de más precioso y más poderoso y, en vez de usarlo a su favor, lo cambió por algo sin valor. No hagas como Esaú, que vendió su derecho de primogenitura. El derecho de estar en primer lugar, de ser cabeza y no cola, de tener el derecho a la primera parte, de estar siempre arriba. Esaú vendió el derecho para Jacob. El derecho era dado a quien nacía primero y aun así, Dios no los dio. Para que sus derechos surtan efecto, usted precisa usarlos, precisa conocer sus derechos. Esaú , en vez de recurrir al derecho de primogenitura, actuó como un ser humano común y un ser humano común no consigue desencadenar, accionar la primogenitura. Para accionar ese derecho, tenemos que aplicar todo nuestro empeño y nuestra fe sobre la voluntad de Dios. Ese derecho que tenemos es un arma, pero un arma en las manos de quien no sabe usarla no sirve para absolutamente nada. Usted precisa ser espiritual para aplicar toda su fuerza, fe y confianza en su primogenitura en vez de colocarla a un lado y a actuar naturalmente.

Activamos, aplicamos nuestros derechos a través de la fe. Cuando Esaú se encontró frente a una situación en la que necesitaba usar su derecho de nacimiento, él la intercambió y la usó como un objeto de negociación para conseguir algo diferente y salir de la situación. Él tenía la primogenitura en las manos y en vez de usarla, la negoció.

En lugar de utilizar la primogenitura y el derecho de salir de la mala situación que estaba ante él y de las demás , Esaú la utilizó erróneamente, cedió la primogenitura por un plato de lentejas. Ahora, la verdadera forma de usar la primogenitura se las muestro en Ismael. Dios le prometió a Abraham que su descendencia sería la gran nación. Ismael, pequeño, pasó por la misma situación terrible que Esaú, pasó hambre. Sara expulsó a Agar y a su hijo Ismael para lejos, para el desierto. Así como Esaú, Agar estaba entre la espada y la pared y, en esa situación, en vez de negociar el derecho a la primogenitura que tenia Ismael , ella depositó ese derecho en la confianza que tenia en la promesa que Dios le había hecho a ella, a través de Abraham. Cuando usted llega a un extremo, a su limite y las promesas de Dios están en su vida, aunque usted esté en el desierto, aunque no exista ninguna solución, aunque esté a las puertas de la muerte, sus lágrimas, al igual que las de Agar, aplican el derecho a la primogenitura, porque Dios cumple Sus promesas. Lo que sería el fin, Dios oye el clamor y lo cambia todo. Agar no blasfemó, no arrojó el derecho de la primogenitura. Dios le dio el libramiento a los dos porque Agar manifestó la fe. Dios no dejó que Su palabra fuera en vano. Esaú negoció lo que tenía de más valioso por un plato de lentejas, conforme con la muerte, mientras que Agar e Ismael se mantuvieron en la dependencia de Dios e Ismael se convirtió en el padre de una gran nación. Todos nosotros tenemos derecho a la primogenitura. ¿ Qué es lo que usted va a hacer con ella?¿ Usted la va a negociar o la va a aplicar?¿ Va a arrojarla, cederla por un plato de lentejas o la va a hacer prosperar? Le corresponde a usted decidir cómo usted utilizará su derecho de primogenitura. Yo le pido a Dios que Él siempre le muestre que en la última hora, en el momento que debería ser el de la negociación, de vender su derecho, es cuando usted debe decir: yo muero, pero no venderé. No desista, Dios es fiel.