PALABRAS

Usted necesita del Espíritu Santo en su vida

Quien nos levanta es el Espíritu de Dios

03/10/2017

Por: Bishop Jorge Pinheiro

La Biblia cuenta en Ezequiel 37. 1 que Dios llevó al profeta hasta un valle de huesos secos. La Biblia insiste en que los huesos estaban muy secos y Dios le dijo a los profetas que profetizaran para que éstos vivieran. Ante una situación irreversible,¿ es posible vencerla todavía?¿ Es posible que un adicto se libre y tenga una vida normal?¿ Es posible que un ciego de nacimiento consiga ver de una vez ?¿ Es posible que un paralitico se levante y camine?¿ Es posible que un casamiento que acaba sea restaurado? Esas situaciones son como el valle de los huesos secos. Sin embargo, el profeta, no dudó que Dios pudiera o no revivir los huesos, porque él sabía que Dios lo puede todo. El Señor dio la instrucción para hablar con los huesos y, ¿ por casualidad los huesos oyen? Si los vivos no escuchan a veces,¡ imagínese los huesos secos! Pero es preciso oír la palabra del Señor. Dios es conocido a través del milagro. Erguir aquellos huesos es un milagro. Y, mientras el profeta iba profetizando, los huesos revivían y el milagro ocurría. Sin embargo, aquí no es sobre profecía del futuro, es sobre la determinación y no sobre adivinación, es hablar las palabras dadas por Dios. Profecías de revelación no cambian su vida, pero la palabra de Dios , ella si la cambia. Los huesos se juntaron como cuerpos vivos, pero les faltaba el espíritu de Dios. Los milagros son cosas buenas, maravillosas, pero lo principal necesita estar con usted, que es la salvación de su alma. No sirve para nada ganar el mundo entero si usted pierde su alma. Nada el hombre puede dar a cambio de su alma, dice Jesús. Los milagros son cosas externas, como los huesos, los tendones y la piel eran externos, pero faltaba el espíritu.

Si usted es muy bendecido, pero falta el espíritu de Dios en su vida, no sirve de nada, usted será un cuerpo muerto. El trabajo en nombre de Dios se resume en dar dirección de Dios a su alma, para que usted sea salvo.

Fíjese que los cuerpos estaban caídos y sólo se pusieron de pie cuando en ellos entró el espíritu; un ejército poderoso y numeroso. Al mismo tiempo que usted alcanza bendiciones materiales, usted precisa alcanzar las bendiciones espirituales. El poder de Dios es quien limpia, libera, prospera, pero si no hay , no existe la parte espiritual, eso no servirá para nada. Diez leprosos fueron curados y solamente uno de ellos volvió para agradecer a Jesús. Solamente ése fue salvo por Jesús. Todos recibieron el milagro y alcanzaron el beneficio, pero sólo uno se salvó. La proporción de diez bendecidos y un salvo fue usada para que reflexionemos. Ser bendecido es muy bueno, pero no podemos buscar beneficios, tenemos que buscar algo más. Nosotros tenemos que buscar la presencia y el amor de Dios, apegarnos a Él, no por lo que Dios nos puede dar sino por amor. Aquel que se convierte y se apega por amor permanece en la presencia de Dios. El pueblo de Israel era semejante a aquel valle de los huesos secos, sin esperanzas. Una situación irreversible y Dios hizo una comparación para decir que aquello era lo que sucedía con el pueblo de Israel. Dios prometió sacar de la sepultura y de la muerte y Jesús venció a la muerte, así como resucitó a Lázaro, a la hija de Jairo y otras tantas situaciones. Nosotros somos ovejas, Dios es el Pastor. Hay muchas ovejas, pero pocas son realmente de Su pueblo, escogidas. El pueblo escogido es aquel que confía y adora a Dios, que cree en Él y Le sirve . Si usted quiere, usted puede formar parte del pueblo de Dios. Si lo hace así, Él hará que usted salga de la sepultura, si fuera necesario. Dios dice que nos colocará el Espíritu Santo, para que vivamos. Sin el Espíritu de Dios en su vida, usted no vive, usted estará derrotado, caído , como aquellos cuerpos. El cambio que Dios quiere hacer en su vida es tan grande que todos al verlo sabrán que solamente Dios es capaz de hacer eso. Él ha hecho y sólo no hace más porque el propio hombre se limita, poco se da para Dios. Si usted se entrega y se envuelve más con las cosas de Dios, usted recibirá cada vez más, tendrá cosas que nunca imaginó que tendría. Es la comunión con Dios que hace el Espíritu Santo habitar en usted.