PALABRAS

Su clamor lo cambia todo

Aquellos que prepararon la horca contra usted serán ahorcados en ella

06/10/2017

Por: Apolstle Valdemiro Santiago

El libro de Esther nos cuenta que Amán tenía un demonio que hizo que éste odiara al pueblo de Dios. Él provocó grandes luchas y batallas y, ¿ quién de nosotros dejó de tener grandes luchas y batallas? Todos nosotros tenemos luchas, algunas de ellas hasta parecen imposibles, irreversibles. En nuestro camino nos deparamos con obstáculos que parecen inquebrantables, que nuestra mente, nuestro entendimiento, no verán la salida. Yo ya tuve muchas así. Pero la biblia nos enseña que aun los casos más difíciles e improbables, tienen solución y que Dios no tiene dificultad ninguna para resolverlos. Ni siendo su enemigo el más poderoso que existe usted será derrotado, porque Dios no quiere que usted sea derrotado. Amán era un especie de ministro de la casa civil. Él era el hombre más poderoso después del rey; éste dejó hasta de mandar y colocó el anillo en el dedo de él, haciéndolo más poderoso que el mismo rey. Él dominaba desde la india hasta África, pasando por Etiopia, 127 provincias. Entre esos hombres, había un hombre simple llamado Mardoqueo, que se quedaba en la puerta del reino y parecía un bobo de la corte, pero en el fondo, era un hombre de ayuno y de oración. Él se quedaba sentado vestido con sacos, un loco para muchos. Y no existe manera alguna en la tierra de derrotar a un hombre de ayuno y oración. Amán decidió que todos los judíos debían morir. Él convenció al rey Asuero que ellos deberían morir por tener costumbres diferentes a las que el rey poseía. Lo que Amán no sabía era que quien protege al pueblo de Dios es el propio Dios. Mardoqueo sabía que el rey y los demás de la corte eran contra él. Pero en la primera oportunidad, él salvó al rey y le contó a su sobrina, que era la mujer del rey, sobre el atentado. El rey escapó y ahorcó a dos enemigos y eso se quedó registrado en el libro de los hechos memorables. Así como fue en aquella época con Israel, ocurrió con nosotros, las leyes que se hicieron fueron tontas, dañinas y hasta diabólicas, contra la vida de aquellos que aman a Dios y que no deben formar parte de nuestra vida ni ser toleradas o afectarán nuestra comunión con Dios.¿ Diferencias? Nosotros adoramos y ellos no adoran, nosotros buscamos y ellos no buscan. Un ejemplo es la ley del silencio, que permite el carnaval, las bares y en los juegos de futbol hacer ruidos y batucadas, pero la iglesia no puede hacer ruido. En Paraná, en Curitiba, no podemos comenzar el trabajo antes de las 10 de la mañana, por motivos de ruidos. Amán tenía tanto poder que exigió una horca sólo para que fuera exclusivamente para Mardoqueo y éste no tenía “a nadie” que lo protegiera. Entre comillas, porque Dios estaba con él. El rey decretó, sobre la influencia de Amán, la muerte de los judíos. Mardoqueo moraba cerca del trono, sería el primero. Cuando Mardoqueo supo, se humilló ante Dios, clamó por la ciudad, cubierto de sacos y cenizas, amargado, triste. El clamor normalmente es levantado cuando estamos en el limite de nuestras fuerzas y yo nunca vi que una oración sincera no fuera escuchada. La respuesta puede demorar para ser oída, pero el clamor, yo siempre vi que es atendido inmediatamente. Después de clamar, Mardoqueo volvió para la puerta del rey, el lugar de mayor peligro para él, porque quien cree no huye. Él sabía que su clamor había llegado a Dios. Aquella noche, el rey no consiguió dormir, porque cuando usted clama y alguien trama contra su vida, esa persona no duerme. Incómodo, el rey leyó el libro de los hecho memorables y descubrió cómo Mardoqueo había salvado su vida contra los dos guardias eunucos. Amán podía tener el anillo del rey, pero no es el anillo del rey que coloca el sello, es el anillo de Dios. El anillo de Dios pone el sello de nuestra victoria.

Hay momentos en nuestra vida que la oración no puede resolver y necesitamos clamar en nombre de Jesús. Clamar es otro tipo de oración. Clame en nombre de Jesús, para tener un milagro para contar, porque el clamor llega al trono de Dios. Mardoqueo clamó sin preocuparse con lo que Dios haría, que medidas tomaría para librar al pueblo, apenas esperó en el Señor.

Si usted clama cuando intenten contra su vida, sepa que no va a dar tiempo que el sujeto que tramó contra usted termine lo que planea Así que Dios leyó sobre lo que Mardoqueo había hecho por él, decidió actuar a favor de Mardoqueo. Lo que Amán había preparado para Mardoqueo cayó sobre él, porque cualquier persona que prepare una horca contra el pueblo de Dios caerá en ella. Nuestra historia ya fue escrita por Dios. El Salmista , en el Salmo 139 dice que Dios lo miró cuando aún estaba en el vientre de su madre y, en su fe, declaró que todos los días de su vida fueron escritos en el libro de Dios y determinados. Esa es la fe del hombre de Dios. Mardoqueo recibió los honores declarados por Amán, con Amán cumpliéndolas a favor de Mardoqueo, obedeciendo las ordenes. Después, la misma horca construida para matar a Mardoqueo fue usada para matar a su constructor, Amán. Ore, clame y confíe, porque aquel que intente hacerle mal desafía al Señor de los Ejércitos. Al final, fue dado al pueblo judío el derecho de vencer. Ellos dominaron aquellas tierras. Ese pueblo somos usted y yo, no los nacidos en Israel. Nosotros somos los Mardoqueo de hoy y que nuestros enemigos refuercen la cuerda de la horca, porque lo que yo voy hacer es clamar y le aconsejo hacer lo mismo