PALABRAS

Derrámese delante de Dios

Ore, busque ,insista, haga votos si es necesario, pero preserve su esperanza que su victoria viene

26/09/2017

Por: Bishop JOrge Pinheiro

Orar es importante y muy bueno. En 1 Samuel 1.9, leemos sobre la oración de Ana, que ya era una mujer amargada. Cuando alguien llega a ese punto de la amargura es porque su vida ya no le trae más placer, el corazón aprieta con la vergüenza, la humillación y otras cosas terribles. La Biblia habla de una ciudad llamada Jericó cuyas aguas eran amargas. La vida de Ana era amargada porque ella quería tener hijos y, en aquella época, era bien visto tener hijos. La mujer que era estéril sufría con ofensas, prejuicio, discriminación. La naturaleza de la mujer es para tener hijos y , salvo en rarísimas excepciones, toda mujer quiere tener hijos. Lamentablemente, hoy, hasta algunos hombres quieren huir de su naturaleza y quieren embarazarse. Ana veía a las amigas y conocidas embarazarse y, en su casa, otra mujer la humillaba y la provocaba , su rival podía tener hijos y ella no. Ella era vista como una mujer seca por dentro, incapaz de generar vida. Eso la convirtió en una mujer triste y amargada. Y ella se desahogó con Dios. En el Salmo 30. 10, David clama a Dios y le pide que sea su ayudador y dice que Él convierte el llanto y la humillación en fiesta y alegría. Ana estaba desesperada y humillada cuando oró a Dios. Es eso que lo que Dios quiere hacer con usted que ha llorado; Él quiere transformar su tristeza en alegría y su llanto en fiesta.

A pesar de estar amargada, Ana fue a la Casa del Señor e hizo un voto. Ella exaltó a Dios y se humilló pequeña debajo de las manos de Él. La puerta de entrada para que seamos atendidos por Dios es la humildad. Si usted es arrogante y piensa que está en su derecho, usted pondrá las cosas difíciles para si mismo. En su voto, Ana pidió un hijo hombre y que esté sería dado a Dios y no se cortaría su cabello.

El sacerdote Eli cometió un error al juzgar a Ana , él creyó que estaba borracha. El ser humano es complicado. Ana no estaba molestándolo, ni siquiera estaba pronunciando ningún sonido, lloraba en la presencia de Dios, pero el hombre, mirando el exterior, pensó que estaba borracha. Así es el mundo: juzga , condena, no mira con buenos ojos. Por eso necesitamos tener cuidado sobre lo que hablamos de los otros, para no juzgarlos ni condenarlos. Jesús aconsejó que es mejor no juzgar. Elí llamó la atención de Ana. Gracias a Dios ella era humilde, porque ya vi muchos problemáticos en la casa de Dios. Ella se justificó humildemente y la respuesta humilde apaga la ira. Ella pasó la impresión errada, por eso no debemos juzgar ni hacer mal juicio de nadie por las apariencias. Después que entendió que ella estaba orando y derramándose, el sacerdote la bendijo. Ana hizo lo que era correcto, usted también debe llorar a los pies del Señor, no delante de los hombres. Humíllese delante del Señor y Él lo exaltará. No tenga esa manía de contarle sus problemas a los otros, cuénteselos al Señor. Ana salió de la iglesia diferente y todos los que vienen también a la iglesia salen diferentes. Escuchan palabras motivadoras, ven los milagros, adoran. Alaban, sienten alegría delante de Dios, por eso es tan bueno congregar. Fíjese cuando se hace énfasis en que Ana comió, porque las personas cuando están angustiadas no se alimentan. Ana pidió para que Dios se acordara de ella y Él así lo hizo. Ella concibió y tuvo un hijo, su nombre fue Samuel. Ella consiguió lo que tanto quería, el sueño, el deseo, la esperanza de aquella mujer. Después de Samuel ella tuvo otros hijos. Samuel, se convirtió en un gran profeta, el hombre que ungió el primer rey de Israel, Saúl, después ungió a David, el mayor de todos los reyes de Israel. Dios usó la vida de Samuel. La vida de éste era un milagro ya que su madre era estéril y la transformación, el milagro, vino después de que ella hiciera un voto y se humillará en la casa de Dios. Si usted quiere algo grande, haga un voto, busque con ahínco, esfuércese. Ana no vivía en la misma ciudad donde estaba el templo, ella iba para llorar con Dios. Haga su esfuerzo y busque la casa de Dios. Ana no fue atendida inmediatamente, pero ella se esforzó. Durante muchos años , Ana sufrió con Penina. No fueron uno o dos veces, sino varias, pero llegó un momento en que Ana conquistó lo que quería. No deje que se acabe su esperanza. Hay casos en que recibimos de inmediato y cosas que demoramos para recibir, lo recibimos más adelante. Cuando usted persevera, en la hora y en el momento cierto, su victoria viene. Busque y no se deje desanimar, porque aquel que hizo la promesa es fiel.