PALABRAS

Coloque su corazón apenas en Dios.

“Y el mundo está pasando y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2.17

24/09/2017

Por: Bishop Jorge Pinheiro

En la primera epístola de Juan, Dios nos enseña que no debemos amar al mundo. “ No amen al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él”, 1 Juan 2.15 Dios creó el mundo, pero no el pecado. Tal vez usted esté preguntándose, ¿ cómo es posible no amar el mundo? Porque infelizmente, el pecado entró en el mundo, entonces, las cosas que existen en el mundo no nos hace bien. “ Porque todo lo que hay en el mundo —los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida— no proviene del Padre sino del mundo”. 1 Juan 2. 16. La maldad, la pobreza, la riqueza, la violencia y todo aquello que el pecado generó son las concupiscencias de la carne, o sea, todo deseo continuo de actos que desagradan a Dios y eso hace que nos alejemos de Cristo. Entonces, coloque su corazón apenas en Dios, y no en las cosas que la tierra ofrece. Ropas , alimentos, bienes materiales son apenas necesidades que tenemos y no son importantes, por ejemplo: usted precisa de ropa para vestirse, ¿ correcto? Eso, es una necesidad. Usted precisa de alimentos para vivir, ¿ no es verdad? Eso también es una necesidad humana. Entienda la diferencia, cosas pasajeras son necesidades y no se les debe amar por arriba de todo; las cosas eternas que vienen de Dios, sí son importantes. Coloque su corazón por completo, porque eso sí vale la pena.

Tenemos que vivir en este mundo, pero no necesitamos ser de aquí. No acepte el pecado en su vida como una disculpa de que “todo el mundo peca”, porque usted es hijo del Dios vivo; usted es la sal de esta tierra, usted vive en la luz. Y si por algún motivo dejó que el pecado entrara en su corazón, ore ahora mi hermano, pida perdón y diga que desea que el Señor vuelva para su vida, que Él con Su amor incondicional olvidará su pasado y comenzará una nueva vida.

Nunca se le olvide que fuimos limpios con la sangre que Jesús derramó allá en la cruz. Él pasó por todo aquello por mí y por su vida. Él murió por nosotros, y al tercer día resucitó y volvió para el cielo, pero dijo que un día volverá para buscarnos ,¡aleluya! Practique el bien dondequiera que vaya. Hable del amor de Cristo a todos lo que crucen su camino; diga en alta voz la transformación que Dios obró en su vida. Todo lo que el mundo ofrece es pasajero, solamente Dios es eterno y , Él nos deja un recado:” Y el mundo está pasando y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. 1 Juan 2.17. Entonces,¿ va a seguir el camino del mundo que sólo lo llevará a la muerte o va a seguir el camino que Dios le ha preparado que lo lleva para el cielo?