PALABRAS

Dios exalta a los débiles y a los pequeños que confían en Él

Cumpla sus votos con Dios

21/09/2017

Por: Bishop Roberto Santana

1 Samuel 2.1 nos cuenta sobre la oración de Ana. Como la mayoría de las mujeres, ella tenía el deseo de ser madre. En aquella época, el hombre podía tener más de una esposa y el marido de Ana tenía otra, que la humillaba porque ella no podía embarazarse, pero Ana continuaba constantemente en oración, suplicando a Dios para tener hijos. La rival la humillaba, pero Ana insistía. Es por eso que tenemos que perseverar y orar, porque, si confiamos como Ana, nos llega sobre nuestra vida lo mismo que vino para ella, la victoria. Observe que todo es del Señor y no hay como vivir fuera de Él, no hay vida fuera de Dios. Un ramo no produce frutos cuando es arrancado del tronco del árbol. Nuestra fuerza viene del Señor. Ana , agradecida, dijo que no había roca como nuestro Señor. Nada se compara a Él y nada nos sostiene como Dios. Él es el Dios de la sabiduría. A Dios también le gusta levantar al débil , al pequeño, a aquel que no es nada, para que todos vean que Él es quien lo hizo. Para recibir al profeta Samuel, el padre de David arregló todo. Isaí corría arreglándolo todo, preocupado con lo que le agradaría o no al profeta. David vio a su papá arreglarse y arreglar a sus hermanos y después fue mandado para el campo. Sintió el olor de la comida y no iba aprovechar porque estaría apacentando las ovejas. Pues cuando el profeta llegó, Dios hizo que éste negara a todos los hijos de Isaí hasta llegar a David. David era el menor, el más insignificante de la casa del padre y no nadie quería sentarse a la mesa con él, pero él era el más importante. Era un día especial e Isaí pudo haberle pedido a David que se quedara y que cuidará de las ovejas después que el profeta se fuera, pero todo es cómo Dios quiere y coopera para el bien de aquel que ama a Dios. David fue para el campo, para volver alegre y disfrutar de todo lo que el padre preparó y él vio.

Es así que Dios actúa. Nadie daba importancia para David, pero Dios lo observaba, como nos está observando. El Señor no busca personas capacitadas; Él quiere a las personas que no son nada, para exaltarlas. Ana era humillada, pero todos los días oraba, presentaba su vida, sus pecados y humillaciones y Dios escuchó la oración de Ana.

Dios pesa todo en la balanza y la medida de Dios no es como las balanzas de los hombres. La de los hombres es adulterada y el peso favorece a ellos, mientras que la balanza de Dios favorece a los justos. David, para el padre, era un débil. Ana, para la rival, era insignificante, ambos fueron exaltados. Hay muchos otros ejemplos en la biblia de pequeños y débiles que Dios exaltó , como Gideón, que era el menor de la casa de los padres y se convirtió en el más bendecido. Ninguno de nosotros debe vanagloriarse, pensar que puede, que es superior, porque todo pasa, hoy estamos y mañana no estamos, hoy tenemos y mañana no y, todo viene de Dios, todo fue hecho por medio de Él y para Él. Ana oró e hizo un voto con Dios de que, si lograba embarazarse, su hijo sería dado al Señor, para ser creado por el sacerdote en el templo. Samuel no fue creado por los padres, sino por el sacerdote Eli. Ana cumplió lo que había prometido a Dios. El titulo de información, reforzando, cuando usted hace un voto con Dios, es necesario que usted cumpla. Voto no es solamente devolver el diezmo o la ofrenda, es en todos los aspectos. Ana por supuesto que se apegó a sus hijo, lo amó, lo amamantó, se entusiasmó con el hecho de ser madre, con la alegría de generar una vida, pero ella cumplió el voto y entregó a su hijo para el Dios que se lo había dado, como lo prometió y Dios es maravilloso, nos da mucho más de aquello que pedimos o pensamos. Ana no tuvo solamente un hijo, tuvo otros. Dios es poderoso y, si amamos a Dios, nos sometemos a Él y oramos sin cesar, Dios, en el tiempo cierto, vendrá en nuestro favor. Él nos da mucho más de lo que pensamos y pedimos.