PALABRAS

El símbolo de la cruz x el símbolo de la victoria

Entienda el significado de la cruz y el sacrificio hecho por nosotros

17/08/2017

Por: Apostle Valdemiro Santiago

En Lucas 23, Jesús estaba llevando la cruz rumbo al Calvario. Antiguamente, algunos decían que la cruz era un símbolo de victoria, pero la cruz fue usada para matar y lo que es usado para matar no puede ser símbolo de victoria. Lamentablemente, la mayoría de los lideres de la iglesia no están de acuerdo conmigo; pero me rijo por la palabra de Dios y no puedo decir que un instrumento usado para matar sea símbolo de victorias. El símbolo de victoria que yo conozco no es físico, está en 1 Juan 5 que es la fe cuando usted adquiere fe, es imposible que usted no consiga victorias . Lo que representa la victoria es la fe en Jesucristo. En Deuteronomio 21.23, tres mil años antes de Cristo, Moisés decía que era maldito de Dios aquel que fuera colgado en el árbol. Imagínese un padre hacer de su hijo un maldito para salvar a alguien. Dios Padre dio Su Hijo amado por maldito para que nosotros nos transformáramos en benditos. Mientras Jesús iba rumbo al Calvario, las mujeres que convivieron con Él se lamentaban, lloraban . Ellas, como todos, tenían la esperanza de ver a Jesús cambiar el mundo, pero él estaba amarrado, caído, con la cruz en el hombro, herido, siendo golpeado, con dolores y el peso de la cruz superados por los azotes.

Jesús dirigió la mirada hacia aquellas mujeres y les pidió que no lloraran por Él. Ellas se sentían tristes al ver la esperanza de la humanidad muriendo poco a poco, sin la revelación de que aquello era necesario. Con la cruz en la espalda, Jesús profetizó que felices serían las mujeres estériles. Una paradoja, ya que toda mujer nace y crece sabiendo que debe ser madre.

Jesús dijo que las madres sufrirían terriblemente por sus hijos. Hoy, es casi imposible encontrar padres que no sufren de preocupación por sus hijos. El simple hecho de criarlos en este mundo podrido ya hace mal a todos. Jesús dijo aquello porque lo que Él estaba pasando era para quitar el sufrimiento de los hombres, Su sufrimiento era por la incredulidad de los seres humanos. En vez de sentir los dolores de los azotes y del peso de la cruz, Jesús sentía los dolores de la incredulidad de la humanidad, el rechazo a Cristo. Nuestra incredulidad y rechazo hizo que Él sintiera mucho más dolores que los dolores propios del peso de la cruz. Aun después del sacrificio de Él, el mundo continua como está, con personas siendo muertas por montones. Nosotros llevamos a Jesús al Calvario. Él no tenía ninguna necesidad de morir, fue por nuestra causa. Él no cometió ningún crimen o pecado, nuestros pecados Lo llevaron al Calvario. Cuando nosotros reconocemos la grandeza, la majestuosidad y el sacrificio de Jesús en la cruz, dejamos de ser culpables por Su muerte. Y, cuando pecamos, nos convertimos en culpables. Cuando nos arrepentimos, dejamos de ser culpables. Usted que persigue esta obra, que maltrata la obra, que trama contra ella, es culpable por la muerte de Cristo y pagará el precio. Nadie más allá de su propio arrepentimiento puede exentarlo de pagar el precio, nadie escapa, apenas aquel que se arrepiente y acepta a Cristo, porque esos dejan de ser culpables por la muerte de Él. Si el mundo trató a Jesús de esa manera, imagínese cómo será con nosotros. Por eso necesitamos tener madurez espiritual, sabiduría de Dios y entender que ser cristiano no es un mar de rosas, pero eso nos hace crecer, porque su presencia incomodará a otros dondequiera que usted vaya, así como también bendecirá todo lugar que usted esté. Usted necesita tener esa conciencia o usted no resistirá cuando la iglesia comience a sufrir, como cuando Jesús fue preso. Cuando Jesús estaba con los discípulos, dijo que moriría y resucitaría el tercer día. Y allí estaba Jesús con ellos, aun sin ellos saber, cumpliendo la promesa de Él. La decepción era visible en rostro de aquellos hombres. Incluso conociendo a Jesús, nos quedamos frustrados con algunas promesas y nuestra esperanza. La prueba de que Él no miente es que, mismo muerto, está entre nosotros para cumplir Su promesa. Todo lo que Dios prometió para nosotros, aunque no lo estemos viendo y esto no venga en el tiempo que usted y yo esperamos, en el tiempo de Dios vendrá , porque nadie puede impedir que Dios cumpla Sus promesas. Puede que para usted no sea satisfactorio cronológicamente, pero en el tiempo de Dios llegará lo que espera. En aquel camino terrible, doloroso, Jesús aconsejó que llorarán por ellos mismos. Lo que el mundo hace de mal trae desgracias para él mismo. De la iglesia, Dios cuida, pero,¿ quién cuida de los demás que traman contra la obra de Dios? Jesús caminaba con la cruz que sería su instrumento de muerte y dos malhechores iban con Él . Hizo el bien y fue condenado a pena de muerte. Jesús dijo para una autoridad política que, ningún poder tendría sobre Él si no le fuera dado del cielo. Los que desean mi muerte pueden hasta matarme; pero la iglesia de Jesús nunca será muerta. Jesús dejó claro que Él vendrá de sorpresa, como un ladrón, sin avisar. El Jesús que vino la primera vez , que estaba todo cubierto de sangre en la cruz, con la boca llena de vinagre con hiel en lugar de agua. Cuando Él venga ahora, no tendrá piedad. Hoy, Él todavía tiene compasión, después , no. La cruz era pena de muerte y ésta nos estaba destinada , por eso no llevo ninguna cruz , porque Jesús la llevó en mi lugar. Cargar la cruz es cargar problemas insolubles, ser condenado. Nosotros estábamos condenados a una muerte angustiante de sufrimiento constante. Todos estaban viendo a Jesús sufrir. Las autoridades se burlaban de Él, como aun hoy hay autoridades que hacen eso. Sin embargo, el poder del hombre es pasajero. Jesús recibía burlas hasta de los criminales con los cuales Él sería muerto. Por otra parte, el otro ladrón vio en aquel hombre humillado, ensangrentado y condenado al Hijo de Dios, y así lo reconoció. Muchos de nosotros creemos sólo después de ver una obra, pero aquel ladrón vio a un derrotado y reconoció en Él a Dios. Iglesia, el evangelio es mayor que todo aquello que podamos imaginar. Nos muestra que hasta para la muerte, existe salida con Cristo. El evangelio verdadero sólo existe para librarnos de la muerte, muerte eterna. No había salida para aquel ladrón, que había sido juzgado y condenado a la muerte física y, después de ella, para la muerte espiritual en el infierno. Pero por reconocer a Jesús, aquel hombre encontró la salida. El infierno fue hecho para el diablo. Todos somos de Dios, pero somos nosotros quienes escogemos si queremos ir para el cielo o para el infierno. Existe el cielo y el infierno y, si usted cree que el Señor tiene un reino, es allá donde usted irá a morar. La fuerza de una oración no está en los años que usted es cristiano ni en las palabras, en la elocuencia. Orar es hablar con Dios y aquel ladrón hizo una oración fuerte, pues reconoció a Jesús como Hijo de Dios. Eso es lo que lo lleva al Paraíso, reconocer que Jesús es Dios.