PALABRAS

Viva la interpretación de la ley

Ame a Dios, a su prójimo y vivirá

18/08/2017

Por: Apostle Valdemiro Santiago

En Lucas 10.25 dice que un interprete de la ley se levantó y quiso poner a prueba a Jesús o al menos este era el objetivo de él. El juez no hace las leyes, él las interpreta. En la iglesia, muchos llegan llenos de vanidad, de orgullo, prepotencia y se humillan delante de Dios, mientras que otros ponen a Jesús a prueba, muchos sin culpa, porque aprendieron eso en otros lugares. Ese hombre era un noble, un hombre de valor en la sociedad, con un objetivo que era poner a prueba a Jesús, sin saber que aquel que estaba delante de él era Cristo. Poner a prueba a Jesús es típico de aquellos que no tienen certeza de la existencia de Él. Aquella oración que coloca a Jesús a prueba no es una oración de fe. Una oración de fe es una oración de accion de gracia y, si usted observa las oraciones de Jesús, cuando Éste estaba ante lo improbable, eran hechas para agradecer a Dios. La oración que es hecha para poner a Dios a prueba Lo desagrada, porque como mínimo, la persona no está segura, tiene dudas. Nosotros tenemos varios ejemplos de personas que ni siquiera eran evangélicos y existen diferencias entre ellos y aquellos que creen, que son creyentes. Porque en cuanto el evangélico se preocupa, el creyente, cuando dobla las rodillas, hace bajar fuego del cielo, porque la fuerza de la oración está en lo mucho que la persona ama a Dios.

Nunca ponga a Dios a prueba. Necesitamos de Jesús para vivir, para tener abundancia y calidad de vida .Jesús ya conoce nuestra oración y, si usted está de acuerdo con eso, es porque usted tiene fe. Antes de la palabra llegar a la lengua, dice le salmista, Dios ya conoce lo que vamos a decir.

Dios no puede ser puesto a prueba porque no existe ningún margen de error en Dios, pero nosotros erramos y, por eso, somos probados. Cuando le preguntaron a Jesús si Él seguía las leyes de Moisés, Jesús le preguntó a él cómo era que él entendía e interpretaba la ley. El juez dice que sería amar a Dios con todo el corazón, o sea, con todo sus pensamientos. Una persona que ama a Dios con todo el corazón ama a Dios incondicionalmente. Es lo que nos da fuerzas para continuar en la iglesia, independiente de la situación, sea buena o mala, porque quien ama a Dios con todo el corazón está en paz todo el tiempo. El secreto de la oración más fuerte es ese, amar a Dios con todo el corazón. Es como fue hecha la oración de Job, que dejaba bien claro que lo había perdido todo, pero su corazón aun estaba con Dios. Él aun amaba a Dios, había perdido los amigos, los familiares, los bienes, pero dejó claro que continuaría obedeciendo a Dios. No se iluda con rituales. La fuerza de su corazón está en lo mucho que usted ama a Dios. Él estableció que se hicieran oraciones. La bendición ya está guardada, pero Dios solamente la envía cuando la solicitamos, o sea, cuando oramos. Lo que usted busca ya está empaquetado, envuelto y no le estoy diciendo eso sólo para animarlo. Cuando el juez preguntó, Jesús tenía la respuesta. Una buena parte de la humanidad sabe también la receta, la salida y, aun así, muchos sufren. De la misma forma que no podemos amar a Dios sin amar al prójimo, sin amarnos a nosotros mismos, unos a los otros. Dios quiere hacer mucho en nuestras vidas, pero somos ignorantes y no Lo dejamos. El apóstol Paulo dijo que, si usted cree que Dios le oye, entonces incluso aquello que usted aun no recibió, si usted cree, ya está con usted. La Biblia nos habla en la carta de Juan que todo aquel que odia a su prójimo y dice que ama a Dios es un mentiroso , porque si no ama a su prójimo que puede verlo que esperará sobre amar a Dios que no lo puede ver. La prueba de que amamos a Dios es amar al prójimo . No existe ninguna ventaja en amar a quien nos admira, a quien siente cariño por nosotros, tenemos que amar a todos. Jacob pensaba tanto en Dios que , cuando iba a dormir, soñaba con el Señor. Haga lo mismo, piense en Él, en lo mucho que ÉL te amó, en las cosas que Él hace por usted, porque usted soñará con Él y tendrá una experiencia maravillosa para contar. Escriba su sueño cuando sueñe, porque su sueño se realizará. Igualmente, es necesario amar a Dios con todas sus fuerzas. Es preciso dedicarse a Dios, a Su amor. Usted nunca puede perder el ánimo para la práctica de las enseñanzas del Altísimo. Usted no puede perder la fuerza para orar, ayunar, predicar. Aquel juez preguntó a Jesús y respondió y hay más una lección aquí: no coloque su hermano a prueba, porque el amor es incondicional. Usted puede llevarse una sorpresa desagradable. Al escuchar la respuesta de aquel hombre Jesús le dijo que había respondido correctamente y que debía hacer lo que él había respondido para poder tener una vida con calidad, para tener la realización de sus sueños, tener felicidad. Para que una persona sea feliz, ella necesita amar a Dios y amar al prójimo, ya sea soltero, casado, viudo, con o sin hijos. La felicidad no está en las relaciones personales ni en las riquezas, ni en el trabajo o en el éxito. Si usted ama a Dios y ama al prójimo, Dios lo alimentará grandiosamente y hará cosas extraordinarias en su vida, pero no negocie con Dios. Usted puede pedirle a Dios, pero con o sin nada de eso, ame a Dios. El juez sabía acerca de la receta, como la mayoría de nosotros. Ame, iglesia, perdone aquellos que le hicieron mal. Amar al prójimo no le va hacer bien al prójimo sino a usted. Usted prosperará, tendrá curas, milagros, condiciones de ayudar a los otros, éxito, victorias. “Vivirás” es ver las cosas suceder. La fuerza en la vida del hombre y de la mujer se Dios está en amar a Dios. Para justificarse , el juez le preguntó a Jesús quién era su prójimo y Jesús contó para él la parábola del samaritano. Jesús usó el ejemplo del hombre, que cayó en manos de asaltantes, primero un sacerdote, después un músico, hasta ser socorrido por un samaritano, que es lo mismo que un santero, un adorador de satanás, que no le gustaba ayudar a los otros, menos aun a un judío. No es fácil amar a Dios y al prójimo, pero es una etapa que, cuando usted piensa en orar, el milagro ya está ocurriendo. En esa etapa, todos los días habrá testimonios para contar. Y no es fácil, porque nosotros queremos dirigir a Dios, y no ser dirigidos. Ame a Dios con toda su alma, con todo su ser, con todo su corazón y esfuerzo, ame a su prójimo. Amar al prójimo es tener misericordia, independiente de quien sea. Eso es amar. Pida perdón cuando usted erre con las personas. Lo que se traduce en amor y misericordia.