PALABRAS

Todo pasa, menos la palabra de Dios

La voz dice: clame. ¿A quien? A Dios.

30/07/2017

Por: Apóstol Valdemiro Santiago

Isaías 40: 6 está escrito sobre alguien decir para que clame y otra voz preguntar a quién. ¿Y quién de nosotros nunca necesitó ayuda? Toda carne es hierba. Somos de carne, todos los seres humanos. El hombre nace y marchita como la flor. Cuando estamos decepcionados por otras personas, es porque nuestra esperanza estaba en la carne, en nosotros o en otras personas. Clamar es buscar ayuda, depender de alguien. La gloria del hombre es como la flor de la hierba, porque ningún ser humano, por más autoridad y capacidad que tenga, no es autosuficiente. Pablo dijo que nuestra autosuficiencia viene de Dios. La gloria es la conquista, el éxito y nuestro éxito sólo puede prevalecer si Jesucristo es cien por ciento en nuestras vidas. Sólo así conseguiremos vencer. Ni rico en su riqueza, ni el fuerte en su fuerza, ni el sabio en su sabiduría, pero podemos glorificarnos en conocer a Dios.

Nuestra victoria viene de depender de Dios, sólo seremos completos en la compañía y en la presencia de Dios. Dios hace exactamente lo que soñamos en la vida, cuando entregamos esos sueños y nuestra vida, nuestros caminos, a Él. Nadie puede anular la palabra de Dios.

En el principio, era el verbo y el verbo estaba con Dios y era Dios. La palabra es el verbo y es la palabra que permanece, todo lo demás acaba. Nosotros veremos mucho más resultado al clamar y depender de Dios, porque eso es lo que Él nos instruye y ciertamente puedo afirmar, usted verá la diferencia en su vida. En Isaías 43 dice que cuando pasas por las aguas, Dios está contigo. Yo estaba en medio del mar y ese día no había barcos ni barcos. Estoy aquí, después de clamar. ¿Y cuántos hombres de Dios pasaron por las aguas, por el fuego, por la batalla, como nos cuenta la palabra de Dios? Y lo que realmente persiste es la palabra. Entonces confía en ella, clame a Dios y ame a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo, acepte a Jesús y se bautice. Obedezca la palabra, para ver cosas maravillosas en su vida, tenga la palabra dirigiéndola.