PALABRAS

Crea en el amor de Jesús.

La salvación viene por la fe en el Señor, en reconocerlo como Dios y aceptar ese hecho.

29/01/2017

Por: Apóstol Valdemiro Santiago

La materia de: Victor Correa

Necesitamos entender el amor de Dios. En Lucas 23.33, nuestro Señor estaba siendo crucificado, al igual que los malhechores. Él estaba con condenados, a pesar que la tierra nunca vio a nadie que hiciera tanto el bien como Jesucristo, colocado como una persona hedionda y nociva para la sociedad, sugiriendo que allí habían tres criminales y el principal era Jesús.

Él era la expresión del amor de Dios en la tierra y, cuando crucificaron al Señor, Él miró a aquellos que Lo estaban crucificando y dijo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. El pueblo Lo instigaba y dudaban, se burlaban, lo enfrentaban. Y en ese momento, uno de los mayores milagros que la Biblia registró ocurrió. Vimos muchos milagros, pero ese milagro es diferente, pues es la salvación de un malhechor condenado.

Cuando vine para Jesús, yo pasaba muchas necesidades, tenía rencor en mi corazón, pero vi cosas que me sensibilizaron y me dieron la seguridad de que había un Dios, que sufrió y murió por mí. Usted probablemente tenga una historia parecida y razones que hicieron que cambiara de idea, se fortaleciese en la fe y creyese en Dios. Este malhechor, sin embargo, no tuvo ningún motivo aparente. Es diferente ver a Dios realizar milagros delante de usted, o recibir milagros en su vida, él vio a un hombre aparentemente derrotado y ensangrentado, implorando por un vaso de agua, afligido .Hacía más de 700 años que el profeta Isaías había profetizado que sería así, que el Señor estaría desfigurado, irreconocible. Jesús era el símbolo de la perfección de Dios, nadie fue tan bello como Él. Cuando el profeta dijo que Él no tenia apariencia ni belleza, es porque toda nuestra historia de sufrimiento y dolor estaba colocada sobre el cuerpo de Él, nosotros estábamos siendo salvos. Todos los que leen este texto tienen acceso a esta gracia, a esta salvación, sin tener que importarse con el cuadro o la situación del problema, porque cualquier cuadro Dios lo revierte cuando confiamos en Jesús. En aquel momento, Jesús estaba feo, enfermo por causa de nuestras enfermedades, desfigurado por nuestros castigos colocados sobre Él. Jesús abandonó todo y aún así no es reconocido, ni tan siquiera en la tierra natal de Él, pero así todo, continua amando a todas las personas. Él es diferente de nosotros y nos ama mismo sin ser amado, Él ama para que podamos entender que la vida cristiana es amar sin ser correspondido, no amamos esperando recibir algo a cambio, ser cristiano es amar sin ser amado, es perdonar sin ser perdonado, es donar. Es el precio de la vida eterna. Las personas no consiguen creer que alguien vino al mundo, vivió y dio ese ejemplo y, allí en la cruz, aquel malhechor consiguió. Sin embargo ,hasta el compañero de él se burlaba y lo condenaba. En aquella situación, es comprensible que quien conoció a Jesús allí y lo vio así, no creyese. Él podría haber salido, tenia poderes para librarse, pero fue dado por Deus para nuestra salvación. Jesús llegó hasta querer evitar sus dolores, pero dejó que rigiera la voluntad de Dios Padre, lo que nos prueba que lo que Él quiere es que seamos salvos, que no exista odio, ganancias, inmundicias, en la vida de los hombres. Nosotros no predicamos que la cruz es símbolo de nuestra victoria, mismo porque la biblia nos dice que esa es la fe. La cruz era señal de muerte maldita, como una ejecución en la silla eléctrica, hecha para matar a los criminales. La enseñanza del Señor es que no tengamos imágenes para apoyarnos o motivar nuestra fe, ni aun de Él, ni de nada que está arriba del cielo o debajo de éste. La fe es la señal y ella es quien rige, nos justifica, nos aproxima del Señor ,abre puertas y toca el corazón de Dios. Ese malhechor llamó a Jesús de Dios, incluso viendo a un hombre, a alguien de carne y hueso, ensangrentado, gimiendo, sediento, y aún así él reconoció que Jesús era Dios. Cuando el malhechor reconoció al Señor, él sí, encontró la solución en la justicia de Dios, que es muy diferente de la justicia de los hombres, nosotros ya cometimos delitos por los cuales no seríamos absueltos, pero en la justicia de Dios, no hay sentencia que exija años, ella proviene de la fe y esa es la justicia que el mundo precisa. Nosotros no tenemos nada para ofrecerle a Dios que Él ya no tenga, entonces Él nos exige la fe pura y verdadera. Con esa fe, el ladrón se transforma en un hombre de bien, los criminales son restaurados, santificados, perdonados ,las guerras pueden parar, el odio puede extinguirse. La fe es la única arma que puede cambiar la situación del mundo, en cualquier sentido. La vida, nuestro perdón y la justicia de Dios en nuestra vida, vienen de la fe. Aunque usted sea una persona correcta para los estándares del mundo, sea una persona justa, si usted no tiene fe, no será justificado y el mayor pecador del mundo ,si manifiesta su fe será justificado. Nadie puede cambiar eso, que es regla ,ley de Dios. Aquel malhechor, condenado a muerte ,podría haber tenido una condena más suave, por ejemplo prisión perpetua .Aquel día, aquel sujeto, que cometió crímenes hediondos, por reconocer a Dios y manifestar su fe, llegó a los cielos como primicia de la obra del Señor. Eso es para darnos un ejemplo de lo que la fe puede hacer en nuestras vidas. Ella es capaz de transformarnos. Es tan extraordinaria que, si yo volviese en el tiempo, me encontraría en el piso, deseando la muerte, lleno de odio y rencor y hoy, realizo un sueño, predicar para una multitud en Israel. En el último minuto, aquel hombre que estaba muriendo conquistó la vida eterna. Cuando manifiesta su fe y reconoce a Jesús, usted es transformado. Aquel hombre reconoció que Jesús era Dios y esa fe lo modificó a él de un criminal para un hombre salvo .Cualquiera que reconozca la grandeza del Señor será salvo, tendrá calidad de vida. Sea quien sea, cuando recibe la oportunidad del Señor en reconocerlo y lo hace, recibe todo lo que su corazón desee. Eso está al alcance de todos. Usted necesita creer que no existen límites y que, indiferente de lo que usted reciba, nada se podrá comparar, ni será mayor que el amor de Dios. Tenemos la noción del tamaño de ese amor cuando comenzamos a manifestar nuestra fe. Jesús llevó como primicia de su obra a un criminal, para demostrar que vino por aquellos que estaban perdidos. El acceso a eso es reconocer que Él es Dios, acéptelo como Señor y Salvador. Aún hay tiempo para que usted reconozca a Jesús como Dios. No hay rituales, sacrificios u otros caminos, el Padre quiere que usted lo llame de Dios, con el corazón, como el ladrón reconoció a Jesús. Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.