PALABRAS

Su profecía tiene poder.

Dios cuida de nosotros.

07/04/2017

Por: Apóstol Valdemiro Santiago

La materia de: Victor Correa

Elías era un profeta y Acab era un rey. En 1 Reyes 17.1, vemos que, en el pasado era diferente, los reyes consultaban a los profetas. Hoy, ha cambiado mucho, porque los profetas se quedan a los pies de los reyes, un error, porque sólo me postro ante el Rey de los reyes. Elías era un profeta valiente que sabía, como todo buen profeta, que está ante él , el rostro del Señor.

Elías profetizó que ni rocío, ni lluvia, caerían, no según la palabra de Dios, sino según la palabra de él. Durante toda su historia, Elías decía que él seguía la palabra de Dios, que iba en contra de la palabra de Acab, él estaba tan cansado de todo que, habló por la palabra de él, contra el rey que lo maltrataba y maltrataba al pueblo de Dios.

Incluso en los periodos de sequía, hay hierbas que se mojan por causa del rocío. Sólo que el profeta, que está ante el rostro de Dios, cuando dijo que ni el rocío caería, es porque él sabía que no sucedería , Dios honró la palabra de él y cerró los cielos. Nosotros somos pequeños para el mundo, pero estamos delante de Dios, cuando abrimos la boca, Dios nos honra y las cosas suceden. El profeta después pensó de nuevo lo que dijo, porque ni agua para él beber tendría , pero Dios envió a los cuervos para sustentar a Elías. Dios no depende de nada, lo que Él quiera hacer, será. No existe nada ni nadie que se pueda resistir a esta autoridad, al contrario, Él desafía la ciencia y hace lo que es bueno ante Sus ojos. Elías era un sujeto diferente , porque vivía por la fe. Para él, el cuervo era una señal de esperanza, porque quien vive por la fe, puede estar en medio de cualquier sequía, en medio de cualquier problema que sabe que va a vencer. La confianza de Elías era grande y , como él, si confiamos en Dios siempre, recibiremos alimento, riquezas, de parte del Señor. Dios da poder al hombre, pero el hombre necesita saber lo que dice. Elías fue afectado por la misma sequía que él profetizó. Muchas cosas negativas que suceden en nuestra vida son por causa de nuestras propias palabras. Tal vez esté con su torrente seca, pero ahora lo que usted debe hacer es profetizar para que haya agua. Por la palabra de Elías no llovió y, mientras él no orara, Dios no haría llover de nuevo. En ves de quejarse de la vida, de las circunstancias, ore a Dios. Elías era mucho mayor que nosotros, pero incluso hasta aquéllos que son grandes, la sequía los alcanza. Dios mandó al profeta para que saliera y caminara hasta un determinado lugar y Dios lo alimentó con lo mejor, a través de los cuervos. Después, el profeta recibió ordenes de caminar hasta la viuda, seco de sed. Encontró a una mujer recogiendo leña y le pidió agua para beber. A veces , creemos que estamos en una situación tan estrecha que pensamos que es el fin de todo. Usted puede planificarlo todo, pero si Dios no te lo da, usted no recibirá nada. La palabra de Elías sólo se cumplió porque él estaba delante de Dios. Dios, le ordenó a Elías que la viuda lo alimentaría y, aun sin tener, todo se cumplió, porque usted no puede tener nada, pero si Dios dice que usted tendrá, usted lo va a tener. Dios dice para que usted no se preocupe, porque aunque su rio se seque, Él va a llenarlo de nuevo en su vida . Cuando el profeta habla, sucede, pero cuando Dios habla, iglesia, puede conmemorar. Años después de Dios dar condiciones para esa viuda, el hijo de ella falleció y ella le cobró a Elías. Aquella mujer tenia acceso a un profeta apenas para ella. Elías oró a Dios, presentó el caso y, a través de la oración y del Poder de Dios, el niño revivió. Aquella mujer sabía que, antes de encontrar a Elías, ella y el hijo morirían, pero después de estar saludables, la viuda olvidó el gran milagro de la prosperidad cuando su hijo murió y ésta lloró, entonces, reconoció que Elías era un hombre de Dios y que la palabra que él predicaba era verdad. Secarse el torrente es no ver el rio fluir, es no ver su vida prosperar. Dios te ordena a si su vida está así, profetizar. Alégrese, agradezca y conmemore, porque si su fe está en Dios y su vida, en la presencia del rostro del Señor, ese torrente se llenará, por el Poder de Dios.