Encanador conquista casa propia después de años en el alquiler
Valfedro Rodrigues sufrió años difíciles llegando a vivir de favor en la casa de parientes
30/11/2018
La historia de vida del fontanero Valfredo Rodrigues do Amaral, de 55 años, refleja su fe. Como muchos brasileños naturales de estados del noreste del país, dejó su lugar de origen, Bahía, migrando a la ciudad de São Paulo en busca de mejor remuneración y condiciones de trabajo. El comienzo fue precedido por temporadas difíciles hasta alcanzar estabilidad financiera. Valfredo oscilaba entre períodos que conseguía asumir los costos con alquiler y que pedía "asilo" en la casa de parientes. "Fui muy humillado cuando dependía de otras personas. En este sentido, Ellos no comían lo que compraba hablando que estaba estropeado y, varias veces, oía indirectamente en el teléfono mientras conversaban con amigos diciendo que no podían recibir visitas porque yo estaba allí. Me sentía muy triste, pero nunca deseé el mal. Oraba todas las noches creyendo que un día Dios cambiaría mi vida y me colocaría allá arriba.
"Pedid, y se os dará; buscad, y encontraréis; me golpeó, y se os abrirá ", Lucas 9:11.
Sumando, fueron 25 años en esa situación. Además del problema con la vivienda, Valfredo era alcohólico. Completamente embriagado, el fontanero asistió por primera vez las palabras del Apóstol Valdemiro Santiago en la televisión del bar que solía frecuentar. "Aquel día pensé: '¡Voy en ese lugar! "Creo que allí voy a recibir una bendición". Y, gracias a Dios, desde que puse mis pies en el Mundial nunca más una gota de alcohol entró en mi boca. Liberado del vicio, el gran sueño de tener en manos la llave de la casa propia comienza a ganar forma. Él trabaja duro y ahorra todos los recursos que consigue. El dinero es invertido en la compra de un terreno en el Parque Taipas, en la zona norte de la capital paulista. "Hoy, ya voy a la tercera losa y más allá del lugar que vivo con mi esposa, tengo dos casas de alquiler. Dios ha hecho muchas cosas en mi vida y familia ", finaliza.
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