MILAGROS

La pierna deja de ser amputada

Viviendo en São Paulo, la diarista y obrera de la IMPD, Marli Rodrigues, ejerció su fe para que la madre fuera curada en el Pernambuco

07/12/2018

Manos calejadas y un largo terreno para ser arado. El sol abrasador advierte que el trabajo requerirá mucha resistencia. En el corazón, el recuerdo de la sonrisa de los hijos es la motivación que empuja la azada en la preparación de la tierra para recibir la semilla. Una vida sufrida, marcada por el esfuerzo y la perseverancia. Siempre enfocada en la garantía de la supervivencia de la familia. Fue así que la agricultura-jubilada, María de la Concepción, 72 años, pasó sus días en el sertão del Pernambuco mientras era una de las proveedoras del hogar. La rutina pesada dejó marcas en el cuerpo. Las piernas fueron las más afectadas. Meses atrás el organismo acusó señales del desgaste físico. Todo comenzó con una burbuja en una de las piernas. La formación se transformó en herida y luego el pie comenzó a oscurecerse. Por falta de recursos en la región que reside fue encaminada a la capital del estado. Al llegar a Recife, el equipo médico informa que necesitarían asumir medidas de emergencia para salvar la vida de la anciana. La primera sería retirar los dedos y esperar la recuperación para definir los próximos pasos. Antes de la cirugía, los expertos vuelven atrás y dan una noticia difícil de aceptar: sería necesario amputar el pie. A los afligidos, los hijos entran en contacto con la hermana que vive en São Paulo, la diarista Marli Rodrigues Pereira, de 40 años. Por teléfono, cuentan detalles de la situación y ella redobla las oraciones por su madre. El trabajo le impide viajar, pero su clamor fue incesante. Diariamente derramaba lágrimas en el altar de Dios pidiendo que el cuadro fuera revertido.

Vivir milagros no es algo condicionado a manual de instrucciones. Dios es ilimitado y opera en una dimensión mucho mayor que los patrones humanos, nunca puede ser impedido cuando un fiel ora con fe y Él decide bendecirlo.

Incluso lejos, las peticiones fervientes de Marli atravesan Brasil y llegan hasta el norte del país. Después de un mes ingresado en Recife, la madre de la diarista recibe alta y sigue con los cuidados en casa, rodeada por el amor y cuidado de los hijos. "Además de dar soporte espiritual, por la misericordia, también ayude enviando dinero. Dos veces por semana, mi madre necesitaba hacer un curativo especial que costaba R $ 100,00. Y Dios honró, aun no recibiendo un salario alto, conseguí ayudar ". El pie de la jubilación mejoraba cada día. Meses después de lo ocurrido ya estaba en São Paulo para pasear. En esa oportunidad, Marli la trajo para conocer la Ciudad Mundial de los Sueños de Dios. Ella participó en una concentración especial donde el Apóstol Valdemiro Santiago impuso las manos sobre la cabeza de cada participante. "Ella asistió al culto hasta el fin y volvió para el Pernambuco muy bendecida". Lluvia de milagros Cuando llegó a San Pablo, Marli no conocía la verdad de la Palabra de Dios y seguía otra línea de fe. La primera invitación para visitar una de las iglesias de la IMPD fue hecha por su jefe. "He participado en la inauguración de la sede, aquí en Brás. Después de aquel día nunca más dejé de frecuentar. Hoy, sirvo en los grupos de la iglesia junto a mi hija. Su hijo y su padre también fueron liberados del alcoholismo. Ambos bebían de forma exagerada y dejaban la diarista con el corazón apretado. "Ellos vivieron muchos libramentos, principalmente, mi hijo que pilota moto y cabalga - en el sertão del Pernambuco es común usar el caballo como medio de locomoción. Oraba mucho. "Tenía mucho miedo de sufrir algún accidente".