La herida cicatriza

(…) Y hoy, estoy curada, el médico ya me dio el alta y hasta volví a trabajar.

21/01/2018

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“Estaba sufriendo hacía dos meses con una ulcera varicosa”, cuenta María da Conceicao Oliveira de Santana, de 56 años, residente del Parque Vila Maria, de San Pablo, Brasil.

Sin conseguir resultado alguno de la medicina, la señora María vino hasta la Iglesia Mundial del Poder de Dios para recibir su cura. “Yo pasé en la imposición de manos con el Obispo Amaury de Farías al inicio del culto, y después que el culto acabó, él hizo otra imposición en el altar, entonces pasé de nuevo. Él se bajó de aquel pequeño sofá y sopló en mi pierna”, cuenta María.

“Y a la mañana siguiente, pude ver el milagro, la herida comenzó a cicatrizar, y hoy, estoy curada, el médico ya me dio el alta y ya comencé a trabajar”, finaliza la fiel. Alabó y agradeció al Señor por el milagro recibido.

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