MILAGROS

Aprenda que todo viene de Dios

"Fui diagnosticada con esquizofrenia paranoide. Yo oía voces, era considerada loca "

10/11/2017

"Yo conocí a la Iglesia Mundial del poder de Dios pasando por la calle hace dos años. Me acordé de una amiga que frecuentaba y entré, un domingo, cerca de las 15 horas. Así que entré, un pastor me atendió y escuchó mi situación ", relata Luiza Teresa dos Santos, de 49 años. "Yo había perdido todo. Pasé más de cuarenta años con problemas psiquiátricos. Con siete años de edad, me diagnosticaron con síndrome de depresión y hacía tratamientos. A los diecisiete años, intenté suicidarme por primera vez y, con diecinueve años, intenté nuevamente. Traté de tener una vida normal, pero siempre me quedaba con problemas. Se me diagnosticó con esquizofrenia paranoide. Yo oía voces, era considerada loca ". Según Luiza, "hubo momentos mejores, llegué a casarme, a estudiar artes, tener hijos y una buena condición de vida, pero eso no me traía felicidad ni cambio, los momentos eran cortos, entre los períodos de locura intensa, hasta que, en 2005, perdí a mi esposo debido a mi enfermedad. Yo no recordaba más que era bañarse, lanzaba los muebles contra mi marido, cortaba mis muñecas constantemente. Él partió y yo continué los tratamientos, que fueron casi quince años, pero sin ningún resultado.

Me quedé sola con mis dos hijos, viviendo en un apartamento por encima de nuestras condiciones financieras, viviendo de la pensión. A los pocos, las empleadas fueron partiendo y yo necesitaba dar muebles como pago. Pasé hambre con mis hijos, pasé necesidad, me quedé entre ratas, sin conseguir hacer mantenimiento en el apartamento, desempleada con los niños y sufriendo con la enfermedad mental.

Yo ya me sentía condenada cuando conocía esta obra y, cuando conté al pastor mi caso, oró por mí y determinó mi curación y un cambio completo en mi vida. El amor de Dios me alcanzó aquel día y yo tuve la certeza de que estaba libre para gloria del Señor. Hoy, la vida de Luiza es muy diferente. "Dios me dio salud, juicio perfecto. Actualmente, hago la facultad de servicio social, discuto asuntos académicos con facilidad y precisión, cuido de mis hijos, tengo empleo, tengo prosperidad, vivo en paz. Soy obrera de este ministerio, que se ha convertido en parte integral de mi vida. Aquí, aprendí a dar valor a la palabra de Dios, a amar al Señor, a hablar de Jesús, a ser oferente, diezmista, a vivir todos los días envuelta con Dios, en oración, a sobrevivir ya ser agradecida por todo lo que Él hace por mí.